Siete y media de la mañana de un domingo. He quedado con Niko para correr la Cursa del Senglar. Tiempo amenazador y poco frío aunque con muchas ganas de correr por montaña y experimentar que se siente en una carrera que en principio no parece muy exigente.
A las nueve y media de la mañana y después de recoger dorsales y dar unas cuantas vueltas de calentamiento, dan la salida a algo mas de 130 participantes. La carrera se acelera en los primeros instantes mientras circulamos por entre las calles del pueblo pero una vez empezamos a sufrir los primeros desniveles en tierra, las cosas se calman para algunos y cada uno se va poniendo en su sitio. Niko se pone a tirar y le sigo a ritmo. Lleva un buen paso y hemos quedado en no quemarnos al principio. Kilómetro 5 y es momento de echarle el guante al gel que me dió para superar el fuerte desnivel que va a venir de seguida. Nos pasan un par de corredores y decido intentar seguirles el rastro. Niko viene detrás. Es un continuo de sube y baja por senderos llenos de piedra suelta, barro y charcos de la última lluvia. Los pies se embarran con facilidad y nos pega al suelo haciendo si cabe mas dificil el correr los kilómetros finales.
Al final y aprovechando los 3 kilómetros finales de descenso apretamos los dientes para llegar lo mas arriba de la clasificación como debe ser. 31 de la General y 1h08m y Niko 44 de la general a 1h11m. Buena carrera a pesar de las condiciones y con una ración de barro en las piernas antes del merecido descanso en el avituallamiento de la llegada.