Días de entreno, unos mas divertidos, otros menos. Esa dinámica que te lleva cada mañana a empezar el día sabiendo que te vas a fatigar, que te va a doler todo, teniendo delante de ti la imagen del objetivo que día a día se va acercando mas y que te empuja a exprimir tu cuerpo un poquito mas allá.
Hoy he tenido uno de esos dias en que no sabes como ni porque, pero te encuentras corriendo por la montaña, en solitario, sin mas compañía que tu música, tu aliento y tu pulsómetro que a cada paso te recuerda el esfuerzo que estás entregando.
No obstante es grande ese momento en el que sufres ese frío en la sombra de la vegetación, ese sudor que te dice que estás llevando el esfuerzo a la máxima expresión del momento, las piedras que vas notando en los pies durante ese camino, ese en el que ves poco a poco que se acorta y vas llegando al final y ese dolor de piernas que te queda cuando acabas la sesión del día.
Has trabajado bien, lo has hecho lo mejor que puedes y eso es progresar. Mañana de nuevo me volveré a levantar.
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